Lloremos,
ante quien no conozca este llanto
y la sal de las lágrimas,
qué hay debajo del mar .
Seamos avaros,
démosle la espalda a las mil caras,
que tiene el amor,
y a sus misterios .
Para siempre .
Lloremos,
ante quien no conozca este llanto
y la sal de las lágrimas,
qué hay debajo del mar .
Seamos avaros,
démosle la espalda a las mil caras,
que tiene el amor,
y a sus misterios .
Para siempre .
Envolví el saco gestal en papel higiénico, ella salió del baño corriendo, dejando el coágulo gris parecido al capullo de una mariposa en el fondo del videt, parecía el escupitajo de un Dios canceroso.
Fantasea con ella durante tres dias seguidos ,
la piensa a cada hora como a un Dios
Lucía habia sido una unidad biológica programable ejemplar. Algo quedaba de su belleza, algun rastro artificial de magia, como el reflejo del atardecer en los ventanales espejados de un rascacielos.
Supo de niña que era diferente al resto, no solo de sus compañeros y compañeras de escuela, sino tambien de los adultos. Habia algo en su mirada, en su voz, en la forma de manipular las cosas, de decirlas.
Los alienígenas lo sabían, su energía era un manjar, fue creciendo, y al entrar en la adolescencia se volvió tan única, que hasta su padre la deseaba. Ellos eran una simbiosis inconsciente, un día él le pidió el divorcio a su madre y se fue a vivir al sur del país con la excusa de haberse enamorado de otra mujer. Mentira a medias, porque Lucía a pesar de ser adolescente tenía un cuerpo y una forma de moverse que iba dejando una estela dorada en el camino. Esto tambien lo sabían los extraterrestres que se disputaban su dulce néctar energético (en la granja humana, su hipotálamo era la manzana más deseada )Habíamos tapado con nuestras sombras hasta el brillo de la última estrella. No había más que pilas de escombros en el alma, y un sabor metálico a sangre en los besos . Eras la unica persona normal de la fiesta y en el espejo del baño éramos un león y una gacela criados en cautiverio.
Me preguntaste que te haría, y te respondí usando mis manos, mi boca, y aquellas partes de mi cuerpo que estaban olvidadas.
Pero ni los restos quedan, y las programaciones familiares se perpetúan en los megapixeles de una imagen digital, una sonrisa, un pezón, el fascismo genital de un poder vacío, intrascendente.
Confesemos nuestros deseos como si fuesen chistes sobre fantasmas, para morir sin miedo, con ánimo de amar.
La era del individualismo, el fin de las ideologías, el imperio del narcisismo. No quedan revoluciones, conocimos otros mundos que ya no existen y definitivamente este es un espanto. No quedan más aventuras en esta tecnocracia tan cómoda, tan controlada, espiada y vouyerista . El pensamiento colectivo ha muerto, los políticos son títeres, hasta los más atrevidos tienen documentos que los avalan y a la sombra de los estandartes donde mueren sus slogans, cavan sus tumbas en el ciberespacio.
Es tan hermoso morir en manada, en pandemia, en silencio. La nueva normalidad esta tan enferma como todas las demás. Por suerte las ultimas noticias son tan falsas como las promesas de amor que nos hicimos ayer, hace siglos.
Aborto para toda la raza humana, y vasectomias con descuento, solo queda por quemar esta selva, hasta atragantarnos con sus cenizas.
El planeta del amor esta cubierto de piedras,
de diferentes tamaños y formas.
Hay rosas de color rojo llenas de espinas,
que cuelgan de tallos
fuertes como nudillos,
y se ven las estrellas muy lejanas