Saturday, October 27, 2018

Ojos de morfina ( extracto de la novela vacaciones en Amsterdam)

Salgo a la calle, dejo el salón Cheetah detrás, les hice un gesto de salir a fumar, la hermana del diablo ni me miro, tenía en la boca la verga de Josecito, los ojos cerrados, el si me miro y con sus pulgares alzados se despidió.
Necesito tomar aire, estoy transpirado, repito mi nombre tratando de calmar mi corazón que hace fuerza  para salir de mi pecho, para emigrar de esta existencia.
Pablo, tomo aire, Pablo, susurro mi nombre apoyado contra la pared de un supermercado chino. Cierro los ojos y siento el viento de la noche, tibio, el smog entrando por mis fosas nasales irritadas. Tanteo la bolsa que me queda en el bolsillo, pienso en tirarla a la basura, es menos de un gramo, y no me siento nada bien. Me duelen hasta las luces de las vidrieras, me duele la música que viene desde las ventanillas abiertas de los autos. Quiero estar en mi casa, ducharme, meterme en mi cama, ver porno, masturbarme y dormirme. Pero no puedo pensar en toda esa quietud, transpiran mis pies dentro de mis zapatos, mi boca está seca.
Una enfermera se acerca y me pide fuego, lleva una campera de cuero sobre su ambo azul,  sus ojos están delineados de negro,  me recuerdan a los de Gloria. Enciende un cigarrillo y al devolverme el encendedor me señala y dice:
- Me gusta ese puntito.
Me toco el lunar que tengo debajo del ojo izquierdo, rio nerviosamente:
- Es un lunar, respondo.
- Me gusta como te queda.
- ¿Me podes medir el pulso?

Ella me volvió a mirar fijo con esos ojos que me recordaban tanto a los de Gloria,  por un momento me olvide de todo.

- Hola, que tal, me llamo Laura. Si, soy enfermera. Dame tu mano.
- Pablo.

Extendi mi mano helada y Laura apoyo dos dedos al costado de mi muñeca. Y nos quedamos callados, mientras sentía mi propio pulso en sus yemas. Y en su mirada delineada y sus labios que sonreían, en su pelo negro y lacio que brillaba como un espejo y apenas le tocaba la nuca, me extravie.
Me besa. Profundamente. No se entiende porque nos miramos de esa manera. Todo es un romance instantáneo.
Me besa la boca. Me lame los labios, me besa el lunar.
Me dice con sus labios contra los míos que necesita usar el baño, y volvemos a entrar al antro desalmado con paredes de animal print. Ella me agarra de la mano, me lleva, soy su perro, o ella mi lazarillo.
Los mismos borrachos en la misma oscuridad, siguen ahi, esperando la muerte. La hermana del diablo también, se interpone en nuestro camino y dice:
- No sabía que habías venido con tu acompañante terapéutico.
Laura responde:
- Soy su enfermera, el pobre tiene un cáncer terminal y no sale a ningún lado sin mi, tiene miedo de morirse sólo.
- Ah.. Me imagino que deben cojer como locos entonces, no hay nada que me caliente más, que la muerte.
- Ni hablar, dice Laura con una convicción que aceleró mi ritmo cardíaco.
Suelta mi mano y se va al baño, vuelvo a meterla en el bolsillo y saco la bolsita perfectamente anudada, le digo a la hermana del diablo que antes de morir quiero darle mi herencia en vida, dejo la bolsita en la palma de su mano, que ella cierra como la boca de un lagarto atrapandome como a una presa.
Me habla de cerca y puedo oler con mi nariz de hielo  a Josesito en su aliento a esperma.

- Hermanos para siempre.¿ De que signo sos?
- Aries, digo.
- Ah, con razón, está la luna llena en Aries, con razon yo sentía algo raro en el ambiente.

Hizo un gesto con las manos, disipando telarañas invisibles, yo pensé de nuevo en la verga gorda y mogolica de Josesito. En su boca, por dinero, detrás de una batería, Slayer, los milenials, raro.
Pienso en la gente que justifica todas sus miserias culpando a la luna, y no saben ni que mierda es la luna, o a sus padres, aún más desconocidos que el puto astro celeste que inspira a los poetas y a los astronautas.
De golpe Laura aparece e interrumpe mis pensamientos.
- ¿ Y la loca? Pregunta mientras me pasa una mano por la espalda.
Miro a mi alrededor y no la veo, desapareció.
- ¿ Cómo sabes que está loca ? Le repregunto.
- Mirá, si ladra y  muerde, es un perro, Pablo.
Esa verdad, sumada a la mano en mi espalda, mi nombre en sus labios como si lo hubiese pronunciado cientos de veces, me volví loco. Suspire. Por primera vez en mucho tiempo.
Caminamos por la avenida Santa Fe de la mano, me dijo que debería irme a dormir a su casa, un departamento de tres ambientes en un noveno piso, frente al zoológico. Lo habia heredado de un viejo militar al que cuido hasta los últimos días de su vida:
- Un puto lindo, dijo, pero un milico al fin.

La noche había sido tan absurda que lo único que me recordaba que estaba despierto era el olor a bosta que traía el viento desde las jaulas que se oxidaban bajo un cielo vacio de estrellas, desde el balcón mirabamos el mundo, ella me acaricio el corazón.

- Tranquilo Pablo. Vas a estar bien.
- Mi corazón no lo sabe.

Ella me beso las palmas de mis manos transpiradas, y las llevo sobre sus pechos. Cerró sus ojos, y estiró el cuello. La senti viva, extraña como un animal que desconocía,  debajo de su uniforme azul ardía, había fuego.
Volvió a besar mi boca seca y se fue a dar una ducha, yo me quedé en el balcón viendo como el fantasma de Cecilia desnudo desfilaba para mi, saltando  una y otra vez al vacío.
No siento el cuerpo, no siento nada. Subido a una montaña rusa emocional, soy el hombre más solo del planeta, y pienso también en la posibilidad de saltar detrás de ella, de su fantasma.
Ella hizo lo que pudo, el viento me aturde,trato de perdonarla, no puedo, no tengo ni siquiera humanidad para llorar, me pego a la pared cierro los ojos. Respiro. Pienso en algún buen recuerdo y no lo tengo, la memoria selectiva fue borrando todo, sólo queda la miseria apilada en los rincones de mi mente, como polvo, y cenizas de huesos.
Laura regresa envuelta en una bata de toalla rosa, el pelo mojado, las pestañas aun humedas, trae una jeringa en la mano y una ampolla en la otra. Me dice que confie en ella, estiro mi brazo, no hay pensamientos paranoicos, su bata se abre y sus pechos quedan al desnudo, me besa el hueco interno donde se pliega el brazo, ata el cinto de toalla a mi carne, me inyecta el liquido de la ampolla  y vuelve a repetir que confie en ella. No siento dolor. Me acaricia, me dice que soy lindo, me dice que me ama. Ahora si tengo pensamientos paranoicos, mi confusion es placentera, ella no sabe que tipos de pensamientos tengo: desde que me va a quitar un riñon, a pensamientos sobre canibalismo, me va a mantener vivo y va a devorarme de a pedazos con el correr de los días.
Ella empieza a contar desde veinte en escala descendente.

- Ojos de morfina, susurra.

Yo sonrio. Soy un feto adulto que se queda dormido.

  • A la mañana siguiente llovia a cantaros, el ruido de un trueno me levanto, lentamente, abri un ojo, el otro estba pegado al colchon, estaba recostado, hundido, como si hubiese caido desde el cielo a un colchon, sin medias, en un boxer negro, la boca y la garganta secas, las tripas vacias, no entendi el trueno, pero me desperte, era de dia. Me costo levantarme, me sentia pesado, como si hubiese llegado a un destino incierto, agotado, pero al final de un camino.
    Laura aparecio desde la cocina, llevaba puesta la parte de arriba de una bikini negra, y un short de jean azul, tambien estaba descalza. 

    - Te desvesti porque estabas transpirando demasiado, dormias como un bebe en una noche de verano.

    Mientras erguia mi cuerpo, encontrandolo mas alto que de costumbre e hilaba los sucesos de la noche anterior en mi mente, Laura fue hasta la cocina y trajo un vaso enorme de agua, me lo extendio diciendo que era filtrada, yo le respondi que el filtrado era yo, y ella volvio a responder :

    - Un infiltrado sos. 

    La mire y sonrei, volvio a perderse en el pasillo y me alcanzo una toalla,:

    - Date una ducha y preparo el desayuno.

    Agarre la toalla y camine hacia los ventanales que daban al balcon, llovia torrencialmente, estaba pesado, una lluvia tropical caia sobre la Sociedad Rural Argentina, y algunos gauchos bajaban de taxis, agarrandose los sombreros debajo de los paraguas.
    Habia aprendido a odiar la lluvia, en Amsterdam era cosa de todos los dias, pero desde que llegue se habia convertido en un fenomeno natural que traia consigo una cuota de romanticismo que le daban hasta las luces frontales de los taxis brillando en el asfalto mojado de la avenida. La lluvia era Amsterdam, era la ausencia, eran esos cuatro años arriba de un caballo loco y sediento esperando que llegue una tormenta para saciar su sed.

    - Hoy hace seis años que volvi de Amsterdam, dije, y al mismo tiempo repare en lo estupido y desubicado de mi comentario.

    Laura me miro con cierto desconcierto, me dijo que ella habia ido en los noventas con los padres. Yo no dije mas nada, le di la espalda, para mirar esa lluvia, la mas hermosa que hubiese visto antes, abri la ventana y la respire, me llene los pulmones del aroma de la piedra caliente mojada, de tierra. Ella vino hasta mi, rodeo mi cuello con sus brazos, apoyo su boca en mi hombro y respiro conmigo.
  • - Sos carnivoro ? 
  • - Tenes algun trastorno de personalidad ? . Respondi.

Estallamos en una carcajada. 

- yo soy muy simple, lo unico que necesito son tres cosas:
1. Un hombre heterosexual ( no me gustan las cosas raras) quiero un hombre.
2. Cerveza fría
3. Un animal muerto en mi plato todos los días. Me gustan las proteínas. 
Yo soy asi, medieval, dijo. No tengo ningun trastorno, lindo mío. 


Casi un oximoron.
Cuando sali de ducharme le pregunte si me seguia amando, y me respondio repreguntandome si era carnívoro.
Esa mañana preparo un desayuno ingles con embutidos, huevos fritos y porotos, me conto que era enfermera por herencia, en su familla las mujeres son maestras o enfermeras, aparte de dedicarse al cuidado de los enfermos, en sus ratos libres trabajaba de barwoman. Brindamos con Bloddy Mary, era tan absurdo, tan real, filoso, atemorizante, empezo a jugar con sus pies en mi entrepierna, me dijo que no me habia secado bien la espalda.
De a poco la tormenta empezaba a calmarse, afuera.