Monday, December 4, 2017

Colillas de cigarrillos apagadas en saliva.

Llevo dos meses sin fumar, me propuse dejar el cigarrillo al mismo tiempo que deje de ver a Laura, una especie de doble desafío. Las horas largas y vacías de estar solo, la espera desesperada de las tardes de Domingo con lluvia. No tengo ganas de salir de la casa, de repetir esos rituales que hacíamos juntos por las mañanas, salir a caminar con la perra por el barrio dormido, comprar el pan recien horneado, fumar un porro en ayunas, flotar con el rocío matinal, reírse, hablar casi susurrando, el sol que sale, los pájaros que comienzan a cantar, comprar el diario, volver a casa, tostar el pan , separar en distintos platitos la mermelada, el dulce de leche, la manteca, la casa oliendo a pan tostado, a café que burbujea en una Volturno clasica. Calentar una parte de leche en el microondas, 70-30, sin azúcar, oscuro y amargo.
No puedo salir de la cama, es enorme, es una vieja prisión, un neuropsiquiatrico abandonado. Cada tanto recibo alguna señal de la ausencia de ella, un largo pelo negro que se asoma entre las fibras del colchón, una mancha de chocolate vieja, la forma de su cuerpo erosionada sobre la goma espuma despues de miles de noches y despertares.

Llevo dos meses sin fumar, Laura me llamo cuarenta y dos veces por teléfono, en cincuenta y cuatro minutos, después de cuarenta días sin vernos, a la número cuarenta y tres atendí.

- Por favor, necesito verte. Te extraño demasiado. Estoy mal.

Como un robot programado por una persona sin ningún tipo de moral  respondo:

- ¿Cuando y donde ?

Quedamos para el día siguiente en su nueva casa, un monoambiente con balcon terraza donde vive con el ovejero alemán de su hermano, que ahora le pertenece mas a ella que a el. Sobrevalorado por la zona, cerca de la autopista y aun sin muebles ni cortinas quedamos expuestos a los vecinos apenas cruzamos la puerta de entrada.
Desnudos, como caníbales hambrientos, como lobos que cruzaron toda la estepa rusa para aparearse nos cojemos en el piso del monoambiente que da a la esquina y en todas las direcciones posibles los ventanales nos proyectan a un montón de ojos afiebrados  que miran la tv mientras cenan detrás de las copas de los árboles que se agitan con la brisa fresca de noviembre.

- ¿Esto es real? Pregunté, aun sabiendo que no estaba dormido, todo era demasiado bueno para ser cierto, como en esas publicidades de resorts en playas del Caribe.
Ella asintió en silencio.
Limpie el esperma que quedo en su espalda, en sus nalgas y parte de su pantorrilla con papel tissue, hice un bollo que cayo pesado en el piso y me desplome sobre el sillón mientras ella encendia el último cigarrillo del atado, le dio tres pitadas y me lo paso.
Le digo que deje de fumar hace dos meses exactos, me felicita con ironía y exhala tres aros de humo en el aire:

- Vas a vivir mas, bien por vos.
- Voy a vivir mejor.
- En seis meses vemos.

Laura me desafía, no me felicita, ni me pregunta como me siento. Simplemente espera verme caer, toser en mitad de la noche, que mi ropa huela a tabaco y mis dientes se pongan amarillos, dejé de fumar, pero aca estoy junto a ella, rendido, desnudo y con una gota de semen que brota lentamente de mi pene ya dormido.  Ella se agarra una teta con la mano , se la lleva a la boca y se lame el pezón, junta saliva , escupe sobre la aureola rosa y sin quitar sus ojos de los míos apaga la colilla sobre ese pequeño circulo de baba espesa.
Yo suspiro sin dejar de mirarla.
Se limpia el pezón con la palma de la mano, deja la colilla en la mesa de luz, apaga el velador y se duerme abrazada a mi, se desmaya sobre mi pecho desnudo, siento el peso muerto y la respiración pesada. Habla en sueños, se rasca la nariz dormida, enciendo  la televisión  con el control remoto y apretó el botón de mute.
El ovejero alemán se come el papel tissue lleno de semen, lo pisa con una pata y lo va desmenuzando con sus dientes, en la televisión un pastor brasilero le practica un exorcismo a una mujer adicta a las drogas, las copas de los árboles vuelven a agitarse con el viento.
Cambio de canal, en el noticiero informan que se perdió un submarino con cuarenta y cuatro personas adentro, pienso que soy una presa facil, pero al menos siento la brisa nocturna que entra por las ventanas, el monoambiente esta a oscuras, no estamos en el fondo del oceano, pienso, por lo menos hasta que amanezca.
Miro el atado de cigarrillos hecho un bollo en el piso, tengo ganas de mear pero no quiero moverme y despertarla, todo esta en orden, donde tiene que estar . 
Podrían dinamitar los cimientos del edificio en este instante, podrían rebelarse las maquinas y activar todas las bombas posibles, haciéndolas llover sobre la humanidad como flores que caen desde el paraíso. Podría morir en este instante con mi vejiga a punto de explotar, mientras ella duerme en paz , y todo sería algo perfecto.

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