Yo no quería el océano,
solo un pedazo de mar azul
unos metros de playa.
Eramos esclavos del sistema
lo unico que nos quedaba
era apagar todo,
y encendernos con la lluvia plateada
del canal 135.
Jugar con los dedos,
tuyos y míos,
ahogarnos en un largo beso
porque en el reino de la abundancia
donde cada noche morimos,
no hay más lugar.
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