Saturday, July 6, 2019

La gran tormenta solar.

Lo mas hermoso que tenia María Esperanza aparte de su nombre eran sus tetas absurdamente desproporcionadas, blancas como el marfil, atravesadas por pequeñas venas violaceas. Teniamos la misma edad, estabamos al borde de los cincuenta años, no habiamos tenido hijos, pero sí,  varias relaciones patologicas. Ella era viuda, su marido habia muerto en un accidente en un parque de diversiones, no por un desperfecto tecnico en una de las atracciones, sino por estar pasado de cocaina en la montaña rusa.Tenia treinta años y nunca mas habia vuelto a enamorarse.
Por mi parte, venia de varias relaciones con mujeres mucho mas jovenes que yo,  la mayoria con una imagen paterna debil y/o atrofiada, alguna incluso podria haber sido mi propia hija. Despues de los cuarenta años, solo me acostaba con mujeres que no superaban los treinta y cinco años, un poco por inmadurez, otro por inmoral y finalmente por su piel. No concebía la idea de pagar por sexo, ese es uno de los triunfos mas tristes del capitalismo. Transformar algo tan sagrado en un producto de consumo, si el humano a esta altura de este largo funeral que llamamos historia, pudiese diferenciar entre lo que su instinto de simio le pide, y lo que la sociedad de consumo lo obliga a ser, bueno, el mundo seria otro. Habria mas espacio para estacionar, entre otros beneficios. Pero eso no lo comprendio ninguna generación, y ahi vemos a los cadaveres de idiotas del futuro juntando likes de sus culos en el cyberespacio, vaciando los escrotos de tantos pajeros desagradables que se masturban en soledad iluminados por sus tablets en la oscuridad de sus miserias. Porque el sexo, es el puesto numero uno en la agenda de dominio de la masa pensante y adormecida, ni el afan por tener dinero, ni la religion han estupidizado tanto a la gente como ese producto que se renueva a cada segundo, el sexo. No habria consumidores sin sexo, observen que casi cualquier producto es ofrecido a la anestesiada mirada del ciudadano, bajo la garantia de una familia. Si una familia viaja en tal auto o bebe X gaseosa, debe ser bueno, pero sobretodo debe ser bueno tener una familia, y para ello hay que tener sexo a cualquier precio. Incluida tu libertad, y lo que es mas importante aun : tu deseo.
Nos han vendido cualquier cosa en nombre del goce.
Asi estamos, sepultados de mierda plástica, en un mundo de sonrisas plasticas.
He tenido profundos romances con jovenes muchachas de grandes mentes que se cosificaban por cincuenta likes, que creian ser parte de una revolución vencida, que no libera los cuerpos, y mucho menos sus mentes, sino que los transforma en productos de consumo, las he visto, junto a las publicidades más absurdas; creyendose las reinas de Instagram, incluso alguna de ellas con verdadero talento.

María Esperanza, era diferente, se reía del mundo,yo veia en ella una amiga, quizas porque teniamos la misma edad, no deciamos que eramos pareja, sino " parejos ". Ambos dabamos clases en un centro cultural subsidiado por el Estado, yo literatura, ella yoga.
Teníamos una relación casi normal, ella limitaba nuestros encuentros a dos veces por mes, y a pesar que intimamente yo deseaba pasar mas tiempo juntos, accedi de entrada a esa condición. Nunca terminé de entenderlo, pero intuía que María Esperanza siempre necesitó una excusa para no poder ser feliz del todo.
Pero eso cambió el día que anunciaron lo de la tormenta solar, todos los canales informaban sobre el tema, gráficos, documentales y especiales de 24 horas ocupaban las  ultimas pantallas encendidas del planeta tierra.
Las palabras mas buscadas en internet segun google eran: supervivencia, fin del mundo, eutanasia, armas, suicidio
Durante esos días finales del "mundo viejo" o el "mundo electrico", pasabamos todo el día juntos en la cama, viendo peliculas en Netflix, cocinabamos nuestros platos favoritos y nos quedabamos abrazados sintiendo el vaivén de nuestra respiración. Yo me acomodaba entre sus pechos desnudos y ella me acariciaba los pelitos de la espalda con la yema de sus dedos. De haber muerto en alguna de aquellas largas horas de amor eterno, toda mi vida hubiese tenido sentido, antes de la llegada del invisible final .

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