Es como el laberinto
que existe dentro de las flores,
dulce como la miel con que la madre de Dios amamanta los ríos del paraíso.
Hundo un dedo en Ella
y es una fruta madura,
como esas que crecen en las profundidades mas oscuras de la selva,
en las copas de los arboles que los hombres aun no conocen,
donde cantan pájaros de plumas azules, verdes y amarillas,
hipnóticas melodías que duermen a leonas, leones
y a los caballos alados que bajan a beber del agua que desde Ella brota.
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