La mujer que vive del otro lado de la vía,
me hizo una mejor persona.
Sobre la losa radiante
bañó mis pies con los jugos que de ella brotan.
No es un Dios,
ni un mesías.
Es solamente una mujer que vive del otro lado de la vía,
en la frontera con Disneylandia.
Y en el mejor atardecer que se ve desde la carcel,
me hizo suyo,
como a un objeto,
y entre sus manos
fui todos los hombres que ella soño.
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