La belleza no es un don.

Camino en silencio,

en la esquina un perro callejero vomita

y otro se come el vomito, con ganas, con apuro.

Despues el perro que vomito le lame el hocico al otro perro,

limpia con su lengua los restos de su propio vomito

del hocico del otro perro,

esto me hace bajar la presion.

Empieza a llover,

la lluvia me pega como balas frias,


las nubes negras se desdibujan

caen como tinta desde el cielo, mucha.


Lava las calles

pasa una mujer

apurada

con un diario cubriendose la cabeza

se detiene frente a una pared donde hay dos imagenes,

una de cristo y otra de la virgen Maria.

Mi ropa mojada pesa

se sostiene con mis huesos.

El perro que vomitó

se monta sobre el perro que comio el vomito

una hembra tratando de penetrar al macho.

Un relampago,

un trueno.