Thursday, May 26, 2022

Micromuertes.

Un humanoide funcional , todo depilado.

El guante donde esconde la huella el asesino, 

que como el olvido,

no deja rastros.

Una puta con Alzheimer , enamorada de cada hombre y de cada uno de sus bienes materiales.

La enfermera del psicopata, la mucama de los ricos.

La ex de todos, la única, la peor, la más famosa que la muerte .

Gastada y besada como la estampita de un santo en las manos del enfermo terminal.

Una pila de huesos pudriendose en un ataúd enterrado dos metros bajo tierra, la identidad que acepto verdades como si fueran ciertas, tallado sobre el mármol tu nombre en una larga fila de  muertos, de nadies, de nada . 



Wednesday, May 25, 2022

Dex y el amor romántico.

 Pude volver a cocinar berenjenas al escabeche sin llorar, y encima llueve. Desde que me aleje de Luis y dejé de espiar sus redes sociales, es la primera vez que no lloro en un día de lluvia. Fueron cuatro años absurdos, me deje seducir con su forma de vestir y la manera en que sonreía. Eran sus épocas de adicto, trabajaba en una inmobiliaria y fue quien me alquilo el monoambiente sobre la avenida Triunvirato. 

Yo sabía que el tenía un romance con la esposa de su socio, heredera de un imperio inmobiliario , pero supuestamente el día que me conoció e hicimos el amor sobre el parquet recién lustrado de mi futuro hogar, ese día , nunca más volvió a ponerle un dedo encima. Yo la odiaba a ella, veía los carteles de alquiler y venta en todos los barrios, su nombre y apellido en todas partes. Ella era tan víctima como yo, porque el le envíaba a ella los mismos links de YouTube, las mismas canciones de amor. Y lo sabía porque una noche la contacte via facebook, y hablamos durante horas de el. Con rabia , con deseo y dolor, nos tuvimos la lealtad de los enemigos.  Pensaba si el también tomaba merca cuando estaba con ella, a mí no me gustaba que lo haga, pero ya era parte de él, un hombre roto. Al principio me decía que era solo uso recreativo, pero después me di cuenta que era un adicto, y fue corriendo mi límite, cada vez más lejos . Una vez me pidió que lo penetrara con un pene de plástico, y después fueron como mil más , diferentes penes de distintos tamaños y texturas. Mi preferido era uno de color fucsia, era perfecto, yo me sentía un robot hermoso, de carne y látex, del color de la piel de un humanoide. Le pedía que me llame Dex, en vez de mi nombre . Dex soy tuyo, soy tu esclavo, tu juguete, Luis devoraba con su culo mi gran verga de latex fucsia. Y eramos inmortales. 

Aunque nuestra relación estaba basada en el miedo y en la inseguridad, el mal amor era sólido como una roca en el fondo de un oscuro océano. Éramos dos idiotas creyéndonos importantes, únicos, semidioses. Yo accedía a cada uno de sus caprichos, hasta que eso ya no era suficiente y el lloraba en mi  regazo pidiéndome  perdón . Pero yo había tirado por la ventana del auto los agnolotis  negros de salmón ahumado, harta de escuchar sus mentiras, de saborear la cocaína en sus besos y ese sabor a lubricante de preservativo que tenía cuando se la chupaba. Luis era un monstruo y yo era su escudo humano, el iba por el mundo heteronormativo paseando con su novia de la mano, preparando asados y bailando cumbia bajo el sol, haciendo esas cosas que hacen los hombres normales, hablar de fútbol y lavar el auto durante horas. Vaya una a saber que historias retorcidas ocurrían a mis espaldas, cuando desaparecía, cuando se encerraba durante días de insomnio a volverse una estatua a la que se le caen los mocos frente a la play station. Quien lo abrazaba en esas noches, quien lloraba en silencio junto a su cuerpo dormido con la concha empapada, contra el agujero dilatado de su culo roto. Pero yo, terca, programada desde mi infancia por esas novelas románticas, y esas películas estupidas de amor, le hacía collages con revistas viejas, y proyectaba viajes que nunca sucedian , mientras el dormía interminables noches, después de una semana en estado de vigilia. Esto no era lo que soñe, y ni siquiera sabía que era el principio, de todo lo peor que estaba por suceder . Con el tiempo él fue perdiendo la cabeza, y yo mi cordura. Luis fue corriendo mis límites, todos los días un poco, como un pastor que hipnotiza con las palabras a una niña que nunca encontró la fé. El decía que me amaba, me decía baby, pipi, cosita, amore, bella. Siempre alguna comida rica nos esperaba y la cama lista para hacer el amor. Una vez encontré las sábanas manchadas, unas gotas marrones y secas de mierda. Yo pensé que el habia estado engañandome en su propia cama, y no dormí en toda la noche. A la mañana siguiente pregunté, y me dijo:

- Dex, no seas celosa, el culo sucio lo debes tener vos. No estuve con nadie,  ayer a la tarde dormí una siesta con el juguete . ( Así llamaba Luis a mi hermosa pija de plástico fucsia ) Tengo que lavar las sábanas.

Que imbécil fui. Adicta al mal amor. Solo dios sabe a quien pertenecia ese rastro marrón que había quedado a los pies de la cama. Busque pelos en la pileta del baño y en la bañadera, algún pedazo mínimo plástico del envoltorio de los preservativos, alguna pisada que no me pertenezca, un rastro.

Se ha romantizado la palabra violencia con el término " tóxico", paradójicamente suena violento decir que una relación es violenta.



( Continuara )