Wednesday, July 15, 2020

Marfa.

Me duele,
lo poco que duraste en mis brazos
y lo mucho que tarde en olvidarte.
Despierto, 
solamente para tener que recordar,
ahora que todo es lo mismo:
el día y las noches,
los Martes o Domingos,
con estas manos 
inútiles por no tenerte.
Daba todo,
por tus dedos flacos
sosteniendome,
en la nada.
Tiene que haber algo mas,
que este perfume y el sonido de tu voz,
vagando en los vacíos salones de mi alma.
Me da mareo recordarte desnuda,
todos tus huesos
cabían en mi,
como caben las palabras en una canción.

Mía . ( extracto de la novela Vacaciones en Amsterdam )

No entendi porque Ana se puso a hablar de las juventudes Hitlerianas frente al espejo del ascensor. Detras del barbijo que apestaba a sexo, yo la miraba a los ojos en su reflejo mientras Carmen le besaba el cuello. Estabamos borrachos un Martes a la hora de la siesta, el mundo asustado se quedaba en sus casas, las calles estaban vacías, cada tanto pasaba un auto por la avenida.  Un mundo ideal.
Entramos al supermercado chino y dije:

- Adolf Hitler quería  jovenes hermosos, fuertes y sin miedos. El miedo es siempre el limite..

Sentí que me tocaron la espalda y gire : Mía.
Grite su nombre y sono a pronombre posesivo, como cuando se busca la pelota en un partido doble de tennis. Llevaba el pelo teñido de verde y la cara cubierta por un barbijo color fucsia, y detras de él, sus ojos profundos. La ultima vez que la vi, ella llegaba hasta mi cintura, habian pasado exactamente  doce años.

- ¿ Como me reconociste?, preguntó. 
- Tus ojos, como creciste, afirme tratando de mantener mi mirada lejos de sus enormes tetas adolescentes.
-  Vos también .
- La buena vida, dije mientras le daba unas palmadas a mi estomago prominente.

Señale a las chicas que al final de la gondola abrian los envases de shampoo para olerlos.

- Ana, Carmen, ella es Mía.
- ¿Tuya? Pregunto la de las juventudes Hitlerianas.

Mire a Mía y levante las cejas, le dije que Ana era una humorista famosa, una artista muy respetada por las tribus originarias del delta del Amazonas.
Ella me respondió con una carcajada, sus ojos se achinaron, y mi alma se arrugo como celofán.

- ¿ Y Gloria como esta?
- En la gloria, se fue a vivir a las montañas, se enamoró de su profesora de yoga.
- Mira... que millenial.

Pense en la imagen de ella cubierta de saliva junto a la banda de asiáticos Monotetris, parada junto a una roca, e imagine una mujer a sus pies en una malla de lycra fluo haciendo la pose de la cobra.

- Si hablas con ella mandale un beso.
- Dale.

Nos quedamos en silencio  mirandonos a los ojos.

- ¿ Te acordas que te enseñe a andar en bicicleta?
- Obvio. Gracias.
- De nada.

Un adolescente apareció de golpe comiendose uno de los extremos de una baguette, Mía le grito que no se la coma, le dio un golpe en la nuca y volvió su  mirada hacia la mia.

- Pablo, si no estuviese este virus de mierda te daría un abrazo.
- Yo tambien Mía.

Carmen se colgo de mi cuello, me dijo papi, y que ya tenían el vino. Mía estiro su codo, yo hice lo mismo con el mío, los juntamos, encontrandose como dos planetas en medio de la nada.  Y Amsterdam era una postal amarillenta con una sola palabra  escrita por alguien parecido a mi : gracias.




Friday, July 3, 2020

Ayer.

Movio la silla sobre el parquet, hizo un sonido. Ella gritó. Dijo que no arrastre la silla, que se rayaba el piso. El la volvío a mover.
- No la moví a propósito, escucha, dijo, y  haciendo chirriar la silla contra el parquet, ejecutó una canción de los Beatles: Yesterday.
La canto casi en un suspiro mientras ella lo miraba fijo, sin saber realmente que era eso que le iba crecíendo en las entrañas como una enredadera selvática llena de flores rojas y pequeños frutos naranjas.
-¿ Es esto lo que llaman amor?, pregunto una voz parecida a la suya en algun lugar de su cabeza.
Pero antes de poder responder a esa pregunta, en ese mismo momento, se dio cuenta que uno de sus pies pisaba el suelo del infierno. Entonces se fue quitando la ropa sin pausa, hasta que no le quedo mas que una mascara, parecida a su rostro.

La chica del tiempo.

Al fin y al cabo un cadaver es nada, es un cine vacío, un paisaje que ni siquiera un pájaro observa. Es nada, cascara de fruta pudriendose junto a un árbol. Es todo tan efímero, todo tiene tan poco valor. Buscamos el placer como bacterias que todo lo devoran, llenando agujeros, vaciando otros, categorizando el errático andar hacia el ultimo segundo. Si al menos hubiese amor, algo tendria sentido.
Siempre supe que iba a morir a mis treinta y ocho años, no se porque se metio esa idea en mi cabeza, intento evitarla, pero vuelve a mí, susurrandome al oido que el inevitable final esta cada día más cerca.  No me gusta festejar mi cumpleaños, me siento un idiota, me parece demasiado egocéntrico y al mismo tiempo demasiado íntimo.  Pocos lo entienden.
Mi ultimo cumpleaños sucedio hace siete meses, tres días después que comenzara la cuarentena.  Lo festeje sólo, todavía no entendiamos de que se trataba el asunto del encierro, y daba miedo hasta respirar. Por suerte mi casa, la que herede de mis padres, era un espacio de varias habitaciones, con un jardín y una piscina que llevaba años vacía, con algo de agua verde estancada. A veces me sentaba en una reposera a leer en la parte baja de la piscina, me relajaba la sensación de estar dentro de un utero, una tumba.
Mis padres murieron el mismo año, papá de cáncer, fumaba  desesperadamente, y mamá de tristeza, tres meses después. No fue la ausencia aquello que acabo con su vida, pero sí, el vacio de sentirse nada. Un espejo en la oscuridad.
Tenia algo de dinero ahorrado en el banco, más lo que entraba mensualmente de algunas propiedades en alquiler que también había heredado. Mi situacion era privilegiada, estaba solo, ni siquiera tenía redes sociales, mi vida era la de un hombre que nació por capricho de dos  pobres solitarios, que necesitaban llenar sus álbumes de fotos.
Pero una cosa es el deseo a los veinticinco, y otra a los cuarenta, quizas por eso mi cuerpo este colgado con un cable en la higuera del jardín. Quizas estos sean los últimos pensamientos que pueda hilvanar mi cobarde alma.
Todo empezo cuando conocí a la chica del tiempo.
(Continuará)